miércoles, 20 de marzo de 2013

Palabras del Obispo de Barrancabermeja en Congreso Regional de Paz

De izquierda a derecha: El líder campesino José Vidal, el líder estudiantil Boris Duarte, Monseñor Camilo Fernando Castrellón, y el Profesor Carlos Medina Gallego
 Un saludo muy cordial para todos los participantes y las participantes en el Congreso Regional para la Paz: pueblos construyendo paz para la vida digna

Ciertamente es un tema muy complejo y fascinante a la vez, donde es fundamental tener el ojo atento a los derechos de los más pobres, especialmente frente a una economía neoliberal.

La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela (Puebla, nn 31-39):

Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparables; los niños vagos y muchas veces explotados de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral familiar;
  • Rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación;
  • Rostros de indígenas y con frecuencia de afroamericanos, que, viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considerados los más pobres entre los pobres;
  • Rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;
  • Rostros de subempleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos;
  • Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales;
  • Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen.

Los Obispos en Aparecida nos recuerdan que esos rostros dolientes no han desaparecido, sino que se han multiplicado1.

Entre ellos están las comunidades indígenas y afrodescendientes, que en muchas ocasiones no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres que son excluidas, en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y construir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual.2

Frente a estas situaciones de injusticia surge la tendencia a la violencia y la historia nos hace ver como ella ha sido estéril porque “pretende crear, tanto cuando busca mantener los privilegios de algunos como cuando intenta proponer transformaciones necesarias”3

Por el contrario nosotros creemos que “el diálogo por la paz es posible. No es una utopía. Incluso cuando no ha parecido posible, y se ha llegado al enfrentamiento bélico, ¿no ha sido indispensable de todos modos – después de la devastación de la guerra que ha puesto de manifiesto la fuerza del vencedor, pero no ha solucionado nada en lo que concierne a los derechos de los revindicados – volver a la búsqueda del diálogo?

No creemos que se pueda llegar a una paz estable como fruto de un final con vencedores y vencidos. La paz impuesta por las armas ha de ser desechada con firme decisión, porque quien ha sido vencido y humillado, es, en cierta medida, un daño real inmediato también para el vencedor4. La historia está llena de ejemplos de cómo en la firma de la paz de los vencidos, ya está inscrita la continuación de un conflicto más feroz. Sin el diálogo la paz nunca será posible.

La apertura de un diálogo desinteresado, objetivo y leal, lleva consigo la decisión a favor de una paz libre y honrosa, excluye fingimiento, rivalidades, engaños, traiciones5.

La preparación del Congreso de los Pueblos es una magnífica oportunidad para un planteamiento nuevo frente a la situación económica social y cultural del momento, porque permite una visión alternativa que debe irse construyendo desde la base, mediante los diversos procesos de diálogo.

Yo creo firmemente en la necesidad de un pensamiento y de un movimiento político alternativos, sin acudir a la violencia, y que favorezcan el debate, la inclusión, el respeto por la diversidad y el respeto de los derechos de todas las personas y que tenga una sensibilidad especial para abrir espacios de participación a las mujeres, respetando y valorando su propia feminidad…

Quiero traer a colación una serie de reflexiones de aquella mujer profunda y coherente, que en la décadas del 60 y el 70 fue una de las principales formadoras de cuadros marxistas, me refiero a Martha Harnecker actualmente reside en Cuba6 y a su libro “La izquierda en el umbral del siglo XXI; Haciendo posible lo imposible”7.

Aunque soy consciente que no todos comparten sus ideas, sí dice grandes verdades, útiles para todos.

En donde en medio de la difícil realidad que viven las izquierda, ella le apuesta, científicamente, al triunfo del socialismo con rostro humano, como la mejor y más digna vida de los pueblos explotados de la tierra, a condición de que se tenga una mirada limpia, serena, científica y crítica de lo que pasó y está pasando; se esté en capacidad de ir más allá de lo que dijo o escribió; descubrir las verdaderas razones del proyecto socialista y confiar con respeto, sin las violencias de otros tiempos, en la fuerza revolucionaria de los empobrecidos de la tierra.

Ella invita a elaborar un pensamiento propio, evitando los errores del pasado y aprendiendo, a la vez de ellos y siendo originales para no copiar modelos foráneos.

Insiste en que el trabajo fundamental de la izquierda es revalorizar la teoría como un arma imprescindible para la transformación social. Por ello, hay que destinar tiempo a la formación teórica, reconquistando cuadros intelectuales, formando comunidades científicas de investigadores, realizando escuelas populares permanentes de cuadros.

La izquierda, para ella, no debe concebir al pueblo o fuerza social popular como algo ya dado que se puede manipular y que sólo basta agitar, sino que hay que construir. Es necesario tomar conciencia que la fuerza de una organización debe valorarse no tanto por la cantidad de militantes que se tiene y las actividades internas que se realizan, sino por la influencia que se tiene ante la sociedad.

Ella es consciente que no se dan las condiciones históricas para desarrollar la revolución como asalto al poder. Los cuadros políticos de la nueva época no pueden ser cuadros con mentalidad militar. Los cuadros políticos de hoy deben ser fundamentalmente pedagogos populares, capaces de potenciar toda la sabiduría que existe en el pueblo.

Este Congreso Regional, en preparación del Congreso de los Pueblos, en la coyuntura actual que vive el país y el continente latinoamericano tiene una gran significación para el futuro nacional y la construcción de la paz.

Yo he admirado siempre a quienes son capaces de levantar el vuelo y ver más allá, rompiendo las ataduras del pasado, con una gran capacidad de autocrítica, honestidad y ética, transparencia y constancia para no repetir los errores del pasado, en tantas ocasiones han generado sólo desgracias.

Colombia necesita de propuestas alternativas, de respeto por la diferencia, de inclusión donde los pobres y excluidos no sólo tengan una palabra, sino sean sujetos de historia.

Somos nosotros, los que vivimos en esta patria colombiana, todos juntos, los que debemos construir nuestro presente y nuestro futuro y no que nos lo construyan desde arriba o desde afuera.

Este escenario del Congreso Regional es un espacio maravilloso, para serenamente decir la palabra que es escuchada con respeto por el demás, debatida críticamente con argumentos, en un clima de diálogo y amistad.

Esta experiencia de reflexionar, soñar y programar juntos, es también un aporte a la reconciliación nacional, porque desde la otra orilla del sistema se lanzan propuestas con la bandera de la democracia que debe afirmar la centralidad de la persona humana, la igualdad de todos, el derecho a decir una palabra diferente, a respetar y a ser respetados y a triunfar con la fuerza de las ideas, sin excluir a los demás, pero sí dándole el poder a quienes siempre han sufrido la dependencia y la exclusión.

Les deseo, muchos, muchos éxitos y desde mi fe en el Señor Jesús pido tiempos nuevos para los pobres de la tierra.
1 Cfr. Aparecida, n. 65
2 Cfr. Puebla nn 31-39
3 Juan Pablo II, Discurso a los obreros en Sao Paulo, Brasil, 3-7-1980
4 Cfr. Pablo VI, El Desarrollo de los Pueblos, n. 76
5Juan Pablo II, Jornada mundial por la paz, 1 de enero de 1982
6 Correo electrónico: mepla@infocom.etecsa.cu
Telefax: (537) 33 30 75.
Dirección: Calle 13 No. 504 e/ D y E Vedado, Ciudad de la Habana, Cuba
7 Martha Harnecker, o.c., Ed Siglo XXI de España Editores, México, 2000

Congreso Regional de Paz
Barrancabermeja, 16 de marzo de 2013

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