Por: Luis Carlos Domínguez Prada
Comisión de Solidaridad del Departamento de Derechos Humanos del Partido Comunista.
He
recibido de la Penitenciaría de La Dorada –Caldas-, una carta del
prisionero de guerra LEONARDO CHAUX HERNÁNDEZ. Y esa carta, a la manera
de la prueba reina que un juicio político demandara sobre el estado de
conciencia, la firmeza ideológica y la convicción revolucionaria de un
militante, habla con creces de esos tópicos. Lo más admirable, en medio
de las condiciones de horror en las que el Estado recluye a quien sabe
su enemigo, a despecho de su propia normatividad y su discurso sobre la
legitimidad moral y política de la dominación que ejerce. Son
condiciones de ignominia que -ilusos que somos algunos-, pensaríamos no
se compadecen con la identidad de género que en últimas se comparte.
¿Qué dice Leonardo Chaux Hernández? A propósito de una visita que quien esto escribe hizo a esa penitenciaría acompañando una misión parlamentaria a las cárceles del país cuyo propósito era hacer una diagnóstico de la situación de los presos políticos así como recabar de ellos ideas constructivas con relación a las negociaciones de paz Gobierno- FARC, a propósito de esa visita repito, llevé algunos ejemplares del Semanario Voz y de la Revista de análisis político “Taller” que edita el Partido Comunista y de la cual soy Director.
Tal el antecedente. Y estos, apartes de la carta:
“….Por todo ello y acuciado por la máxima necesidad me animo a solicitar por su intermedio a quienes corresponda de la casa editorial de “Voz”, para que si pueden me fíen una suscripción anual más la de “Taller”. Yo les garantizo que el año entrante (noviembre 2013) al recobrar mi libertad honraré cumplidamente la deuda más los importes de envío.
De antemano le agradezco Camarada que comprendo y acepto, si el resultado de esta petición -¿inaudita?- resultara improcedente.
Aquí en este patio hay compañeros que se a pie juntillas que me harían ese favor. El asunto con ellos (narcos), es que no hacen favores. Compran voluntades y por eso no recurro a ellos.
Camarada, disculpe este abuso inducido por el imperio de la necesidad y atenuado por mi esperanza de su comprensiva solidaridad.
Con mis mejores deseos por su pleno bien,
Abrazo fraterno
Simón Bernate.
Nota: La revista que me dejó “Ideas para la Paz” nos ha resultado fundamental para ahondar nuestra mejor comprensión de la superestructura agraria para desde la clandestinidad o desde a legalidad crear pensamiento crítico y ganar voluntad de acción de nuestros bien amados hermanos campesinos.
Hasta siempre.
¿Qué decir de una misiva tal? Que tiene reminiscencias de Miguel Hernández, de Antonio Gramsci y hasta de los clásicos españoles. Y que sobran las palabras. Tal vez, apenas aproximadas, las del título de esta nota en modesto reconocimiento de la mística y pundonor de la que da fe el remitente, mismas de los miles de presos políticos que atiborran las prisiones colombianas.
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