jueves, 9 de octubre de 2008

La justicia nos sigue faltando- La represión nos sigue sobrando


Crecen los asesinatos a sindicalistas

Juan Carlos Hurtado Fonseca
Voz

En el Gobierno de la "seguridad democrática", los derechos laborales y las garantías de vida de los trabajadores han sido los más vulnerados.


“Ni porque tienen el interés de que les aprueben el TLC con Estados Unidos, el Gobierno y los empresarios cesan la persecución para lograr el exterminio del movimiento sindical", aseguró a VOZ un dirigente de los trabajadores. Y es que las cifras sobre ejecuciones extrajudiciales; la cantidad de conflictos en empresas generados por la negativa patronal a exigencias de derechos laborales garantizados en la Constitución Política; el trabajo de los medios de comunicación que han logrado crear en el inconciente colectivo una cultura antisindical; el despido de trabajadores sindicalizados; las trabas en el Ministerio de la Protección Social para el registro sindical y el acoso laboral a quienes intentan organizarse; muestran que los empleadores saben utilizar todas las maneras posibles para negar un derecho de las sociedades democráticas y defender sus mezquinos intereses. Siga..



Los militares y los derechos humanos en Colombia: una historia incompatible
Hugo Paternina Espinosa
Rebelión

1. Todo claro, nada confuso: eran jóvenes y pobres.




No pocas familias de los barrios pobres de Bogotá1, Medellín, Montería, Sahagún, Tolú Viejo, Urabá y Aguachica, entre otras zonas, se hallan sumidas en un profundo y singular dolor por las desapariciones forzadas y posteriores crímenes de que han sido objeto sus hijos. Estos actos de monstruosa violencia parecen obedecer más a una calculada estrategia de desaparición forzada con fines criminales promovidas por el ejercito, nada raro dado su historial de violación a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, que a abiertos procesos de reclutamientos adelantados por las re-emergentes o más bien nunca extinguidas o desmovilizadas bandas de narcoparamilitares, las cuales por cierto siguen no sólo intimidando y desapareciendo a importante líderes de los movimientos sociales en Colombia, léase sindicalistas, estudiantes, campesinos/as, indígenas y miembro de las negritudes, sino cultivando importantes nexos tanto con las Fuerzas Militares como con altos funcionarios del Gobierno, entre ellos no pocos ubicados en el corazón del poder: la Casa de Nariño. Siga..

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