El día 18 de octubre fue la fecha de referencia para la lucha de la democracia en la comunicación social en Brasil. Sigo insistiendo en este tema, entiendo que es necesario, una reflexión ampliada de la misma. La cuestión es urgente y una bandera más que necesaria. Infelizmente, aunque con las redes sociales y los medios alternativos. Tengamos de analizar y contraponer las versiones hegemónicas, la mayoría de los brasileños y latino-americanos, aún estamos distantes de vencer la batalla de la media, como fue denominado por Dênis de Moraes.
Viviendo de forma atomizada dentro del caos urbano y metropolitano de nuestro continente y en especial de Brasil moderno, la comunicación social bajo control colectivo e intenciones transformadoras, podría ser el hilo de conexión que falta para, ante una sociedad con múltiples y diversos grupos de interés, poder dar cierto grado de unidad a los de abajo, para las sectores populares y los consensos posibles entre nosotros.
No vamos a entrar específicamente en la aberración del texto legal (la Ley Brasileña 9612/98) que rige el sector, comenzando por el equivocado concepto de comunitario, confundiéndolo (a propósito) con localismo. En este texto y en las formulaciones de este analista, siempre se observa la radiodifusión comunitaria, como vehículo abierto y de alcance municipal, independiente de la dimensión territorial, de esta unidad de gobierno sub-nacional. Nuestro argumento es desarrollado en torno a cotidianos metropolitanos, por sí sólo fragmentado y caótico y también pensando en términos de ciudades-polo, o centros de desarrollo local-regional.
Así, si hay una tarea estratégica, para cualquier pretensión de transformación social en Brasil y en América Latina, esta pasa por la reconstrucción del tejido social, tanto el productivo como lo de base territorial, también denominado comunitario. Específicamente en este último, las estaciones de radio operan en frecuencia modulada, FMs de baja potencia, caracterizadas por la ley brasileña de radios comunitarias (Ley 9612/98, con modificaciones) aún pueden ser una salida para reconstruir identidades sociales.
Relacionar los eventos del local con las estructuras de dominación nacionales e internacionales
Como el cotidiano de la vida en la metrópolis es espacial, es fundamental poder convocar los grupos colectivos, y para tal, no existe forma más radical y a la vez más democrática del que el periodismo de base colectivo, que consigue relacionar los temas del local, sectoriales o específicos con las políticas generales que oprimen nuestro sistema. Lo que vale para las regiones metropolitanas tiene peso aún mayor para emisoras de municipios pequeños o distantes de los grandes centros o ciudades-polo.
Al contrario del que pueda parecer, para quien no está habituado con el frente de lucha de las radios comunitarias, las experiencias de periodismo caracterizadas arriba son muy raras en el país, en general fruto de un esfuerzo casi absurdo de minorías políticas, dedicadas parcial o totalmente para la militancia periodística y la producción de contenido alternativo. Son varios las dificultades, para poder desarrollar un periodismo producido desde abajo para arriba, materializando algo que consta en cualquier teoría consistente del oficio.
El desafío es del tamaño de los frutos a ser cosechados. Como acertadamente fue interpretado por el pionero en la teoría del periodismo en Brasil, Adelmo Genro Filho, la singularidad es única y a la vez reveladora, de las estructuras que no son perceptibles, a no ser por las narrativas periodísticas que tienen la intención de hacerlo. Luego, quien así lo haga, radicaliza la democracia en la base y apunta las baterías contra los enemigos de clase.
No por casualidad, tanto las coberturas de ejemplares municipales como la relación de temas locales con las pautas nacionales son parte de la lucha permanente y tristemente con pocas glorias, en el cotidiano de las radios comunitarias. Técnicamente no es difícil hacer una lectura comentada de pautas del municipio y del estado y subordinando-las con la política económica del país y el pacto de clases que la soporta.
La necesidad del periodismo popular como base para la democracia radical y de base
El problema es formativo, una vez que las emisoras comunitarias se enfrentan, en general, con tres dificultades para cumplir esta tarea: la falta de rigor periodístico, reproduciendo en las emisoras un papel de asesoría, sea en relación al grupo de poder en el municipio, o peor, con el partido de gobierno de centro-izquierda; la pésima cultura autoritaria de la izquierda restante y de la centro-izquierda hegemónica. Evitando análisis básicos, que fácilmente podrían llevar a un estado de revuelta de las audiencias; complementar a estas dos, la falta de concepción de espacio público, muchas veces reproduciendo en las emisoras las peores tradiciones del periodismo o el típico y peor “periodismo” manipulado por sectarias directivas sindicales.
Un periodismo construido desde las emisoras comunitarias, alternando momentos en red y coberturas locales, municipales y regionales, puede reconstruir la credibilidad en nuestro oficio. Y si se consigue algún apoyo a través de políticas públicas aún ausentes, abrir puestos de trabajo en una media potencialmente transformadora y necesariamente participativa. Es obvio que nada de eso es fácil y el sistema jamás toleraría pacíficamente este tipo de producción mediática. Construir la alternativa periodística, es fundar los pilares de una democracia radical y directa, desde la base.
No hay comentarios:
Publicar un comentario