Por Mauricio Rodíguz Amaya
La medalla de la libertad, símbolo de los revolucionarios de Filadelfia que hace 232 años sellaron la independencia norteamericana, es ahora la herramienta con que el Asesino de Bagdad premia a sus más cercanos colaboradores, cómplices y aliados. Y por su puesto, Como ya parece ser costumbre, Colombia tiene que registrar en las negras páginas de su amarga historia que un Presidente reciba semejante distinción, no por haber contribuido a la lucha por los derechos de los pueblos a la libertad y la autodeterminación, sino, por el contrario, por apoyar sin cortapisas a uno de los gobiernos más sanguinarios e impopulares de la Patria de Washington, Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin.
W. Bush es responsable de más de 30 mil muertos en Irak durante la guerra que él mismo creó, sin contar a los más de 4 mil soldados norteamericanos que dieron su vida por semejante caprichito petrolero. G.W. Bush es el responsable de más de 7 mil muertos durante su aventura en Afganistán. Se debe a su provocadora política de seguridad el alevoso atentado contra las Torres gemelas. Bush apoya soterradamente con inteligencia, dólares y armas la masacre contra Palestina; Bush propició el atentado contra la democracia venezolana en abril de 2002, estimula golpes y masacres en Bolivia y alimenta diariamente la felonía de los guerreristas en Colombia. Este matarife texano pone las medallas mancillando los símbolos de la libertad norteamericana y los sueños de quienes en Filadelfia firmaron por una patria respetuosa de los pueblos.
A quienes condecora? A los mismos que han apoyado su vergonzoso trajinar de guerra y muerte: Howard, ex primer ministro australiano, Blair, ex primer ministro británico y Álvaro Uribe, presidente de Colombia. Los dos primeros apoyaron con armas y dinero las agresiones contra Irak y Afganistán, el último, no contó con los recursos para hacer lo mismo, pero hace parte de la lista negra de gobiernos lacayos que firmaron las cruentas aventuras del imperio. Como si fuera poco, mientras Nuestra América busca los rumbos de la autodeterminación, las reformas y el socialismo, el gobierno de Uribe, junto a otros Estados afiliados a la Doctrina Monroe, es el más pertinaz aliado del gobierno de Bush en la región. Provoca odios inútiles entre los vecinos del sur para congraciarse con sus jefes en el norte. Estimula la guerra y facilita la instalación de bases militares en el Sur para instigar y provocar a los gobiernos que promueven el viraje y las reformas. El gobierno de Colombia, en nombre de la Seguridad Democrática, ha motejado con el sesgo de Terroristas a todos quienes hacen parte de la oposición política, ha descuartizado el presupuesto para garantizar los 800 mil dólares diarios que le cuesta a la patria su histeria guerrerista.
El verdugo del mundo premia a sus secuaces y Filadelfia llora el ultraje de su estrella. Pero nuestro pueblo sufre una indignación más al saber que el pérfido gobierno de Colombia es premiado por apoyar la guerra, la destrucción y el asalto del mundo. ¿Con qué ojos nos mirará el mundo?, cómo podremos verlos a la cara sin sentir la vergüenza de cargar con la marca del tirano?. Indignación es lo que se siente al ver de nuevo que quien se aposta en el gobierno para ser de las suyas es premiado por su arrogancia, cuatrerismo frenético y genuflexión a los intereses de Monroe y sus discípulos.
La medalla de la libertad, símbolo de los revolucionarios de Filadelfia que hace 232 años sellaron la independencia norteamericana, es ahora la herramienta con que el Asesino de Bagdad premia a sus más cercanos colaboradores, cómplices y aliados. Y por su puesto, Como ya parece ser costumbre, Colombia tiene que registrar en las negras páginas de su amarga historia que un Presidente reciba semejante distinción, no por haber contribuido a la lucha por los derechos de los pueblos a la libertad y la autodeterminación, sino, por el contrario, por apoyar sin cortapisas a uno de los gobiernos más sanguinarios e impopulares de la Patria de Washington, Thomas Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin.
W. Bush es responsable de más de 30 mil muertos en Irak durante la guerra que él mismo creó, sin contar a los más de 4 mil soldados norteamericanos que dieron su vida por semejante caprichito petrolero. G.W. Bush es el responsable de más de 7 mil muertos durante su aventura en Afganistán. Se debe a su provocadora política de seguridad el alevoso atentado contra las Torres gemelas. Bush apoya soterradamente con inteligencia, dólares y armas la masacre contra Palestina; Bush propició el atentado contra la democracia venezolana en abril de 2002, estimula golpes y masacres en Bolivia y alimenta diariamente la felonía de los guerreristas en Colombia. Este matarife texano pone las medallas mancillando los símbolos de la libertad norteamericana y los sueños de quienes en Filadelfia firmaron por una patria respetuosa de los pueblos.
A quienes condecora? A los mismos que han apoyado su vergonzoso trajinar de guerra y muerte: Howard, ex primer ministro australiano, Blair, ex primer ministro británico y Álvaro Uribe, presidente de Colombia. Los dos primeros apoyaron con armas y dinero las agresiones contra Irak y Afganistán, el último, no contó con los recursos para hacer lo mismo, pero hace parte de la lista negra de gobiernos lacayos que firmaron las cruentas aventuras del imperio. Como si fuera poco, mientras Nuestra América busca los rumbos de la autodeterminación, las reformas y el socialismo, el gobierno de Uribe, junto a otros Estados afiliados a la Doctrina Monroe, es el más pertinaz aliado del gobierno de Bush en la región. Provoca odios inútiles entre los vecinos del sur para congraciarse con sus jefes en el norte. Estimula la guerra y facilita la instalación de bases militares en el Sur para instigar y provocar a los gobiernos que promueven el viraje y las reformas. El gobierno de Colombia, en nombre de la Seguridad Democrática, ha motejado con el sesgo de Terroristas a todos quienes hacen parte de la oposición política, ha descuartizado el presupuesto para garantizar los 800 mil dólares diarios que le cuesta a la patria su histeria guerrerista.
El verdugo del mundo premia a sus secuaces y Filadelfia llora el ultraje de su estrella. Pero nuestro pueblo sufre una indignación más al saber que el pérfido gobierno de Colombia es premiado por apoyar la guerra, la destrucción y el asalto del mundo. ¿Con qué ojos nos mirará el mundo?, cómo podremos verlos a la cara sin sentir la vergüenza de cargar con la marca del tirano?. Indignación es lo que se siente al ver de nuevo que quien se aposta en el gobierno para ser de las suyas es premiado por su arrogancia, cuatrerismo frenético y genuflexión a los intereses de Monroe y sus discípulos.
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