El Inpec tendrá que pagar cerca de 170 millones de pesos a una familia, como consecuencia de la muerte de uno de sus reclusos en la Cárcel Modelo de Bucaramanga, un día después de que ingresara a la institución. Jhon Jairo García Conde trabajaba como albañil y conductor de vehículos, ganando algo menos de un salario mínimo; luego fue recluido en la cárcel de Bucaramanga, según su familia, por un delito que nunca cometió. A principios de 1995, murió estando dentro del centro Penitenciario, a manos de otros internos de la misma institución. Siga..
Por Matíz.
Cobarde el regimen fascista de Uribe Velez, arremete contra los heroicos campesinos que osaron utilizar los medios legales, como el sindicalismo, pa defenderse de la explotación y la miseria. !!!!!VIDA Y GLORIA A LOS BRAVOS DIRIGENTES DE FENSUAGRO!!!!
URGENTE URGENTE HACEMOS UN LLAMADO INTERNACIONAL A LA SOLIDARIDAD CON FENSUAGRO Y DE DENUNCIA DEL ESTABLECIMIENTO MAFIOSO_PARA QUE CESE LA BARBARIE
Un sentimiento que recorre Europa
Yo también soy culpable!
Por Juan Cendales
Señor Juez, no podía más con los cargos de mi conciencia y he venido a presentarme personal y voluntariamente. No podía dormir. Tampoco comer y casi ni respirar. Mis crímenes y delitos tenían mi cabeza hecha un infierno.
Por eso vengo a confesar.
Que cometí el horrendo crimen de pensar que la paz en Colombia era posible. Me declaré en rebelión contra la guerra y contra la muerte y en concierto para delinquir participé en conferencias, seminarios y encuentros junto a otros y otras tan horrorosamente culpables como yo.
Tuve la desvergüenza de denunciar los justos asesinatos de los sindicalistas, los indígenas, estudiantes y campesinos. El descaro de repudiar el genocidio contra la Unión Patriótica. Apostrofé de la tortura, de las desapariciones forzadas y hasta de los descuartizamientos con motosierra hechos por los héroes paramilitares con la patriótica ayuda de Generales, terratenientes y parlamentarios. Dudé de la santidad de un hombre tan extraordinario como Álvaro Uribe. Pequé, lo confieso, al pensar que tenía nexos con narcotraficantes y paramilitares.
Y para rematar, Señor Juez, y por favor que esto no quede en el prontuario, me hice cómplice de la vida, testaferro de la esperanza y colaborador de la utopía.
Condéneme, Señor Juez.
Por favor.
Condéneme
Señor Juez, no podía más con los cargos de mi conciencia y he venido a presentarme personal y voluntariamente. No podía dormir. Tampoco comer y casi ni respirar. Mis crímenes y delitos tenían mi cabeza hecha un infierno.
Por eso vengo a confesar.
Que cometí el horrendo crimen de pensar que la paz en Colombia era posible. Me declaré en rebelión contra la guerra y contra la muerte y en concierto para delinquir participé en conferencias, seminarios y encuentros junto a otros y otras tan horrorosamente culpables como yo.
Tuve la desvergüenza de denunciar los justos asesinatos de los sindicalistas, los indígenas, estudiantes y campesinos. El descaro de repudiar el genocidio contra la Unión Patriótica. Apostrofé de la tortura, de las desapariciones forzadas y hasta de los descuartizamientos con motosierra hechos por los héroes paramilitares con la patriótica ayuda de Generales, terratenientes y parlamentarios. Dudé de la santidad de un hombre tan extraordinario como Álvaro Uribe. Pequé, lo confieso, al pensar que tenía nexos con narcotraficantes y paramilitares.
Y para rematar, Señor Juez, y por favor que esto no quede en el prontuario, me hice cómplice de la vida, testaferro de la esperanza y colaborador de la utopía.
Condéneme, Señor Juez.
Por favor.
Condéneme
Una misión de la Organización de Estados Americanos para la verificación del proceso de paz con los paramilitares, reveló que al menos 140 mil colombianos se reconocen como víctimas de esos grupos armados ilegales que, aseguró, están totalmente deslegitimados.
“Observar que hoy más de 140 mil colombianos se reconocen como víctimas y van en pro de la consecución de sus derechos, constituye una de las dimensiones más importantes del proceso” de paz con los paramilitares, declaró el jefe de la misión, Sergio Caramagna, al diario El País de la ciudad de Cali. Siga..
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