POR OPERACIÓNES MILITARES SE ESTÁ CAYENDO EL CAFÉ EN SUR DEL TOLIMA
Por: Nelson Lombana SilvaEl café se está cayendo en el sur del Tolima, especialmente en el cañón de San José de las Hermosas, municipio de Chaparral, Tolima, por los férreos cercos militares en el marco de la operación "fuerte" que se viene desarrollando, a cargo de la brigada móvil ocho, el batallón Caicedo, Jaime Ruth y otros, indicaron campesinos angustiados de la región.
Las medidas extremas y arbitrarias que vienen tomando los militares contrastan con la economía básica de la región como lo constituye la caficultura. "El sueño de la cosecha se está cayendo", dijo un campesino de la región, por cuanto no se le permite a los trabajadores con libertad y seguridad entrar a participar de la recolección y tampoco se permite el paso de los suficientes alimentos.
Jhon Jesús Palomino, secretario de asojuntas de este municipio, señala que en el caso concreto de San José de las Hermosas, solo permiten pasar alimentos por una cifra de $300.000, oo, lo cual es insuficiente por cuanto se está en la recolección del café. "Aumenta el valor de los insumos, baja el precio del café y ahora hay que sumarle el conflicto, que hace que no se pueda recolectar el café libremente, afectando poderosamente la economía principal de los campesinos y del municipio", Dijo Palomino.
"El café se está cayendo, porque hace falta personal recolector, pues éstos no pueden entrar libremente y de paso no hay alimentación suficiente para sostenerlos durante un espacio de quince, un mes o dos meses". Agregó el dirigente campesino.
El cerco militar es asfixiante y desesperante para los labriegos de la zona, incluso, hasta las mulas vienen siendo damnificadas por esta demencial carrera militarista y represiva del presidente Uribe en el marco de la tenebrosa "seguridad democrática", según afirma Palomino: "Hasta las pobres mulas están llevando del bulto, hay que colocarlas a trabajar sin herraduras, que son un aliento para ellas, es como los zapatos para nosotros, porque los militares están prohibiendo el traslado de alambre de púa, las herraduras, los clavos, las puntillas, las grapas, la gasolina, los abonos, lo que es la urea, el triple 15, o sea, los cafetales y los cultivos están siendo afectados porque no pueden fertilizarse oportunamente, por la restricción en el paso de estos insumos".
Los campesinos temen expresar la verdad de lo que está sucediendo en la vasta zona, uno que pidió se le omitiera su nombre, afirmó: "En la región es delicado hablar de orden público, pero no es un secreto que militares vienen matando campesinos, incluso, supuestos milicianos en completo estado de indefensión. Pero también hay que decir que estamos en medio de dos fuegos. Si uno habla de lo que hace un bando, inmediatamente el otro bando lo declara objetivo militar".
Otra preocupación presentada por este campesino, es que el campo se está quedando sin juventud. Dice: "Todos los jóvenes se lo están llevando, bien sea la guerrilla, o bien sea el ejército. El campo se está quedando con la gente adulta, que muchas veces ya no pueden trabajar por su edad avanzada o sus quebrantos de salud".
Según el líder comunitario, son veinte campesinos asesinados en los dos últimos años por militares, campesinos uniformados y presentados como guerrilleros caídos en crudos combates. Otro fenómeno común en la zona, son los desplazamientos, los cuales son cada vez más numerosos. "Casi en silencio se van vendiendo, arrendando o dejando abandonadas sus pertenencias", dijo el campesino consultado.
Ibagué, marzo 31 de 2008
Las medidas extremas y arbitrarias que vienen tomando los militares contrastan con la economía básica de la región como lo constituye la caficultura. "El sueño de la cosecha se está cayendo", dijo un campesino de la región, por cuanto no se le permite a los trabajadores con libertad y seguridad entrar a participar de la recolección y tampoco se permite el paso de los suficientes alimentos.
Jhon Jesús Palomino, secretario de asojuntas de este municipio, señala que en el caso concreto de San José de las Hermosas, solo permiten pasar alimentos por una cifra de $300.000, oo, lo cual es insuficiente por cuanto se está en la recolección del café. "Aumenta el valor de los insumos, baja el precio del café y ahora hay que sumarle el conflicto, que hace que no se pueda recolectar el café libremente, afectando poderosamente la economía principal de los campesinos y del municipio", Dijo Palomino.
"El café se está cayendo, porque hace falta personal recolector, pues éstos no pueden entrar libremente y de paso no hay alimentación suficiente para sostenerlos durante un espacio de quince, un mes o dos meses". Agregó el dirigente campesino.
El cerco militar es asfixiante y desesperante para los labriegos de la zona, incluso, hasta las mulas vienen siendo damnificadas por esta demencial carrera militarista y represiva del presidente Uribe en el marco de la tenebrosa "seguridad democrática", según afirma Palomino: "Hasta las pobres mulas están llevando del bulto, hay que colocarlas a trabajar sin herraduras, que son un aliento para ellas, es como los zapatos para nosotros, porque los militares están prohibiendo el traslado de alambre de púa, las herraduras, los clavos, las puntillas, las grapas, la gasolina, los abonos, lo que es la urea, el triple 15, o sea, los cafetales y los cultivos están siendo afectados porque no pueden fertilizarse oportunamente, por la restricción en el paso de estos insumos".
Los campesinos temen expresar la verdad de lo que está sucediendo en la vasta zona, uno que pidió se le omitiera su nombre, afirmó: "En la región es delicado hablar de orden público, pero no es un secreto que militares vienen matando campesinos, incluso, supuestos milicianos en completo estado de indefensión. Pero también hay que decir que estamos en medio de dos fuegos. Si uno habla de lo que hace un bando, inmediatamente el otro bando lo declara objetivo militar".
Otra preocupación presentada por este campesino, es que el campo se está quedando sin juventud. Dice: "Todos los jóvenes se lo están llevando, bien sea la guerrilla, o bien sea el ejército. El campo se está quedando con la gente adulta, que muchas veces ya no pueden trabajar por su edad avanzada o sus quebrantos de salud".
Según el líder comunitario, son veinte campesinos asesinados en los dos últimos años por militares, campesinos uniformados y presentados como guerrilleros caídos en crudos combates. Otro fenómeno común en la zona, son los desplazamientos, los cuales son cada vez más numerosos. "Casi en silencio se van vendiendo, arrendando o dejando abandonadas sus pertenencias", dijo el campesino consultado.
Ibagué, marzo 31 de 2008
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