lunes, 1 de septiembre de 2008

Álvaro Uribe en el diván


Por Gloria Gaitán
Un conocido documental, titulado “azul y rosado”, explica cómo los juegos infantiles son parte de la construcción de nuestra personalidad.


Este no es un asunto únicamente de niñez. También nos modelan psicológicamente los deportes en que nos formamos y es ahí donde podemos explicarnos muchos de los histéricos comportamientos del Presidente Álvaro Uribe, que se repiten cada vez con más frecuencia, hasta el punto de que - ni nada más ni nada menos que el Vicepresidente Santos - la semana pasada llegó hasta pedirle en público que, por favor, “sacara bandera blanca”. Textualmente Uribe le contestó que para él era muy difícil “lidiar” (sic) con el silencio frente a lo que le disgustaba.


La Real Academia de la Lengua define el término lidiar, que proviene del latín “litigare”, como “luchar con el toro incitándolo y esquivando sus acometidas hasta darle muerte” o bien como “batallar, pelear”. No había podido Uribe definir mejor lo que le sucede cuando debe enfrentar una situación difícil, como todas las que – como cascada – se le vienen presentando al descubrirse que la gente más cercana a él hace parte del mundo mafioso que se tomó a Colombia. Sus parientes, sus ministros, sus secretarios, en fin, sus más estrechos colaboradores van cayendo, uno a uno, en manos de la justicia en interminable juego de bolos. Y él responde iracundo contra la Corte Suprema de Justicia, contra la Fiscalía, contra los medios de comunicación, pretendiendo convertir estas instituciones en los responsables del problema. Porque para él, lo grave es la denuncia y no el delito. Siga..


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