sábado, 12 de febrero de 2011

7.500 presos políticos del régimen colombiano sufren tortura en el olvido

Pacocoltv (entrevista) / Agencia Pensamiento Crítico (texto)

Entrevistado por el Partido Comunista Colombiano, el defensor de derechos humanos Rodolfo Ríos denuncia la situación que atraviesan los prisioneros y prisioneras políticas en Colombia. El defensor de derechos humanos denuncia la nefasta política de persecución contra los opositores en Colombia por parte del régimen del gobierno de Santos.

Ríos señala la necesidad de realizar un canje o acuerdo humanitario para que los prisioneros políticos en las cárceles del país sean liberados, intercambiados por retenidos por las FARC. Las liberaciones tienen que darse también por parte del Estado: hasta ahora han sido liberaciones unilaterales en las que sólo los insurgentes han hecho gestos humanitarios. Por parte del gobierno no sólo no ha habido liberaciones, sino que se incrementan las torturas más aberrantes contra los presos políticos.

Breve contexto sobre los presos políticos, los secuestrados del Estado colombiano

En Colombia el régimen mantiene presas a más de 7.500 personas, muchas de ellas sindicalistas, estudiantes, maestros, campesinos, sociólogos, encarcelados por su pensamiento crítico y su reivindicación social.

Los presos políticos sufren torturas reiteradas por parte del Estado. Hace pocos días falleció José Albeiro Manjarrés debido a 6 meses de tortura por parte del Estado colombiano. Fue encarcelado con una toraxcotomía aún por sanar, su estado de salud empeoró en las condiciones de insalubridad de la cárcel; sufría horrendos dolores abdominales y el Estado se negó a darle asistencia médica durante más de 6 meses, pese a que los demás presos efectuaron huelgas de hambre para que se le practicaran los análisis pertinentes ante su deplorable estado de salud con dolores horrendos y pérdida a vista de masa muscular.

El Estado esperó a que fuera insalvable para practicarle los análisis (6 meses de espera para la analítica procedente), tras los cuales resultó que llevaba meses siendo devorado por un cáncer estomacal.

Tras toda esta tortura, aún se ensañó el Estado contra su maltratada humanidad: lo dejó sin el tratamiento adecuado para el dolor, en unas condiciones de abandono total, en las que murió este 8 de enero. Pero no fue todo: tras su muerte el Estado aún cometió la crueldad de enterrarlo como "persona no identificada" (NN), no le avisó de su muerte a su familia, que se enteró días después por una visita del comité de solidaridad con los presos políticos en Colombia.

La privación de asistencia médica como tortura es recurrente contra presos políticos

De la misma manera que murió en enero 2011 J. A. Manjarrés, tras las torturas activas o privación de salud, han muerto centenares de presos políticos en los últimos años en las cárceles colombianas: de hecho la privación de salud es denunciada como una tortura sistematizada por parte del Estado colombiano contra los presos políticos; situación que debe ser urgentemente denunciada.

El testimonio de Diomedes Meneses es un caso muy representativo de la tortura reiterada que sufren los presos y presas políticas a manos del Estado colombiano, un estado denunciado por la Organización Mundial Contra la Tortura como uno de los más torturadores del mundo:


A Diomedes Meneses el Estado le sacó un ojo y lo torturó hasta dejarlo parapléjico, y luego le dejó pudrir la pierna por gangrena. Diomedes vive en condiciones de tortura permanente.

En el primer episodio de torturas el ejército trató de asesinarlo degollándolo: lo dieron por muerto y lo enviaron a la morgue. Diomedes es un sobreviviente: lo echaron en una bolsa de plástico como lo hacen con los cadáveres (consta en fotos de prensa) ; al ser abierto en la morgue, tras dos días de estar ahí, el médico se da cuenta de que está vivo: “Me abren del hueso esternum hasta la pelvis (…) se dan cuenta de que estoy vivo porque boté calor, entonces el médico que estaba haciendo el procedimiento se da cuenta de que estoy vivo, pero los militares no me querían dejar salir, que no, que continuara, que no me había movido (decían), pero otro llamó a los derechos humanos (…) sufrí catalepsia, estaba muerto pero en sí estaba vivo”

“Duré 13 días en el hospital en coma, a los 15 días me despierto y me suben al sexto piso del hospital, al mes y medio el Gaula (policía) me hizo un atentado, fue antes de que yo hablara, yo aún no podía hablar por el tubo (señala la garganta) se metieron 3 (…) uno sacó una jeringa, pero el guardián llegó (…) se identificaron como del Gaula, mostraron las placas (…) el segundo atentado fueron dos hombres del DAS, vestidos de electricistas (…) Ese comandante que me salvó la vida (el guardia) ya está muerto, se ‘cayó’ de una garita de la cárcel modelo de Bucaramanga(…)”

Diomedes está encarcelado en condiciones que no están adaptadas a su estado de salud, consecuencia de las múltiples torturas:

“Estuve en la celda con un compañero que padece de cáncer terminal, el fue el que me trasladaba en la prisión (…) andaba con una bolsa de colectomía para hacer del cuerpo (…) los compañeros presos políticos han sido muy solidarios conmigo (…) me metían una sonda por el prepucio cada 6 horas y me sacaban los orines (…) los compañeros presos políticos quitaban la bolsa de colectomía e iban y la lavaban en el baño (…)”


A los presos políticos los ponen intencionalmente en patios llenos de paramilitares, a sabiendas de que pueden ser asesinados:

“Han venido tomando represalia política en mi contra, yo no debería estar en el patio 9 (…) después nos pusieron en el patio 7 con paramilitares y hombres del Gaula (…) me roban, me hacen caer, me golpean, el otro día me soltaron la hamaca y me caí al piso, me golpeé en la columna (…) saben mis limitaciones físicas y saben que soy preso político(…) me intentaron envenenar (…) de la infección tuve diarrea, no alcanzaba ni a pedir al compañero ‘sáqueme al baño’ porque ya estaba sucio (…) mi seguridad no la cuida nadie ”

“Están los 15 nombres de los que me torturaron (sacaron el ojo, lisiaron la columna y degollaron), que se haga justicia (…)”

“Que tengan en cuenta mi estado físico (…) nos obligaban a inyectarnos con la misma jeringa (…) si uno tiene dolores requiriendo servicio médico, lo meten a una celda (…) no tengo tranquilidad ni para comer con el dolor tan penetrante en los huesos (…)paso la noche sin dormir del dolor”

Continúa la tortura con amputación debido a la gangrena que ha prosperado debido a la negación de asistencia médica, y con la vulneración de una persona paralítica en condiciones carcelarias inadecuadas e insalubres, en permanente riesgo de muerte.

Urge solidaridad internacional

Urge dar a conocer esta realidad invisibilizada de la existencia de miles de presos y presas políticas en Colombia, y sus terribles condiciones carcelarias. Y es urgente que la comunidad internacional se movilice en denunciar la práctica de la tortura contra los presos políticos. Así como los miles de montajes judiciales que sufren las organizaciones sociales y los activistas de derechos humanos, sindicales y sociales, bajo los cuales son encarcelados, con “pruebas” aducidas por autoridades militares e informantes paramilitares.

http://agenciapensamientocritico.blogspot.com/2011/01/video-7500-presos-politicos-del-regimen_3583.html

NOTAS:

(1) Existe una Campaña internacional 2009-2011 por la liberación de los presos políticos en Colombia. Son 7500, en su mayoría presos de opinión y activistas sociales. Muchos de ellos encarcelados tras burdos montajes judiciales. Las asociaciones y personas del mundo que quieran apoyar la campaña por la liberación de los presos políticos en Colombia, pueden hacerlo firmando aquí: http://www.tlaxcala.es/detail_campagne.asp?lg=es&ref_campagne=14&nbsp

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