miércoles, 13 de octubre de 2010

Memorias del Sumapaz (II)

CENTRO DE CONVENCIONES DE SAN JUAN. DÍA DEL CAMPESINO, GRUPO RENACER SUMAPACEÑO: HUMBERTO TORRES, FERNANDO SUSA, ALONSO Y ROBERTO GUZMÁN. FOTO IVÁN DARÍO ALZATE.

1.-El día del campesino

Si bien en los últimos años la palabra campesino se pronuncia con cierta connotación de respeto, allí en el Sumapaz la implicación es especial. Sus habitantes reivindican esa calidad con el orgullo de quien destaca una aristocracia: la del parentesco con la tierra, los animales silvestres y domésticos, las lagunas cristalinas, y las coronadas montañas a los lejos que les recuerda la penosa travesía de sus padres aquí culminada en la espera del sosiego.

Y a propósito de ello y de la continuación de la historia de la Escuela Artística Itinerante del Sumapaz, los sábados se dedicaba no a los niños y jóvenes de los colegios, sino a los grupos musicales de mayores. Hombres y mujeres que no por rudos campesinos dejaban de tener un sentido apego por tiples y guitarras, y el gusto por herir el aire con las tonadas de sus gargantas. El aula, el hogar de Humberto Guzmán, donde la clase giraba alrededor de Audelito y su Conjunto. Y ¿quién era su conjunto? Pues sus dos menores hijos Audel y Angélica. Allí, cosa singular, el diminutivo no lo llevaba el niño, sino el padre. ¡Y con lo bravo que es Audelito! La familia Táutiva, y no sólo este núcleo sino una ramificación de tíos, primos y sobrinos que se extiende por la provincia del Sumapaz, es toda una institución allí.

Mientras tanto, la leña se va consumiendo al igual que la tarde y entonces Guzmancito nos indica que llegó la hora del guisado de conejo que prepararon Alba, Estela y Yolanda. Guisado que tiene su historia, como en las viejas películas del Oeste que allí no vieron: no se trataba de ir al mercado –menos al supermercado- a comprar el conejo, sino de salir al monte paramuno escopeta en mano acompañados de leal y festiva jauría, y regresar los perros con los conejos en la jeta y depositarlos orgullosos en la cocina mientras reciben las palmaditas del amo. En realidad lo de la escopeta era mero decorado. “Así luce mejor, nos vemos más elegantes”, dicen maliciosos y burlones los escopeteros de Sumapaz.

Ese sábado se dan los últimos toques para el esperado debut de los diferentes grupos musicales y de baile al siguiente día, la tan esperada Fiesta del Campesino. Por la noche, la tropilla de la Escuela se queda en la casa de Nidia Sanabria y Vladimiro Morales donde se ultiman los detalles del festejo, pero a decir verdad, con esos anfitriones se adelanta la fiesta con música, comida y licor. ¡Ah! Y mucha risa. Porque la gente adusta, seria y comprometida de Sumapaz, sabe reír.

También se trabajaba; no se crea. Esa noche había que dejar decorado el Centro de Convenciones de San Juan y colgar las fotos de los líderes históricos Erasmo Valencia y Juan de la Cruz Varela, así como la pancarta del Sindicato que es la autoridad que ellos se dieron y respetan. Danielito el niño de Nidia y Vladimiro ayuda en una cosa y otra, pero eso sí, no nos la rebaja: “¿qué me trajeron?”, insiste.

La Escuela tuvo el privilegio de inaugurar con sus muestras de música, teatro y danza, el Centro de Convenciones, gran obra de la administración de Mario Upegui en convenio con la U. Distrital Francisco José de Caldas. Diseñada y realizada por Juan Carlos Ontiveros, ingeniero que plasmó en ella su compromiso con la comunidad y la cultura.

El siempre recordado Beto Poveda, quien muriera meses después de esa celebración en detención domiciliaria, instruía sobre el orden que debían llevar las fotografías. Él sabía qué y quiénes estaban empotrados en el corazón de sus gentes, y hacía de guardián de la memoria. Otros organizaban la escenografía y el sonido mientras los artistas María del Pilar Zea y Hugo Díaz Gutiérrez pintaban las totumas que llevamos para el almuerzo ese domingo en el lanzamiento de la campaña “No al uso de desechables en el páramo”.

Pero es que en medio de carencias múltiples y acosos ancestrales, en Sumapaz bulle la alegría y la solidaridad. Si no es el día del campesino, es la fiesta de Sindicato -Sintrapaz- o el bazar en solidaridad con el pueblo cubano azotado por un huracán que causó enormes destrozos. ¡Cómo olvidar la campaña “un dólar por Cuba”! Asistieron mil personas y se recolectaron mil dólares.


CENTRO DE CONVENCIONES DE SAN JUAN. FIESTA DEL SINDICATO AGARARIO – SINTRAPAZ- GRUPO DE DANZAS DE LA ESCUELA ARTÍSTICA ITINERANTE DEL PÁRAMO DE SUMAPAZ. FOTO IVÁN DARIO ALZATE
Por fin llegó el domingo, son las cinco a.m, empieza la alborada: pólvora, papayeras, cabalgatas, después vendrán las peleas de gallos, el microfútbol y la fiesta. En la tarima funge de animador el entusiasta periodista Jorge Escobar. El maestro Arlés Herrera, CALARCA, hace caricaturas de los asistentes y el escultor Alfredo Castañeda da los últimos retoques al mural hecho a dos manos con CALARCA que será descubierto ese día y que recoge la gesta de las luchas agrarias de las y los sumapaceños.

El corregimiento de San Juan, uno de los tres que conforman la localidad -los otros son Betania y Nazareth- es un bazar: hay trueque de quesos, música, libros, se cambian canciones por cervezas, poemas por tragos. Beto Baquero quien como líder sabe que toda ocasión es propicia para las buenas causas, rifa una bicicleta en solidaridad con los dirigentes presos. Matilde Mora lo que rifa es un chivo para fondos de ASODEMUC, la asociación de mujeres campesinas que lidera con Laurita Herrera; Parmenio Poveda el muy digno hijo del histórico y sacrificado Julio Poveda, hace finanzas para FENSUAGRO; Estrellita Guerrero canjea dulces y masato hechos de quinua, producto no conocido en la ciudad. Harrison Castellanos ofrece la pomada de caléndula que les enseñaron a elaborar en el Colegio Erasmo Valencia. Claro que es un comerciante muy honrado: no garantiza su producto. Después de encomiar los méritos de su pomada “que elimina el acné, quita toda clase de lunares y cicatrices, previene las arrugas y evita el envejecimiento” una vez cerrada la venta, advierte muy fresco: “¡Ah! Eso sí. Si se les mancha la jeta, yo no respondo.”

En la tarde, el acto político no puede faltar. Habla el representante de los campesinos y del sindicato. Hay vivas, denuncias, aplausos y consignas con la promesa de seguir unidos, ser solidarios y no dejarse sacar del páramo. Después viene la presentación de los grupos musicales y de baile. Elsa María quien ha venido desde Las Vegas – no las de Estados Unidos- se lleva el primer premio por sus coplas. Y por fin, los tan esperados Hermanos Escamilla, Alonso, Jairo Y Gustavo. La gente se emociona al escuchar El Barcino, El Pueblo Unido, Simón Bolivar Simón….la euforia va en ascenso. Y para cerrar la fiesta y bailar hasta el amanecer, suben al escenario el muy querido Henry Mora con su grupo “Agua y Cañizo” representativo del sentir musical del Sumapaz, Pedro Rincón con sus vibrantes pasajes llaneros, Konny y Orlando inconfundibles voces fiesteras, la guitarra del coplero de Ánimas Altas Henry Pinzón, y el hombre del cuatro, el bajo y la guitarra, el sonriente Aldemar Pérez.
A propósito, de Agua y Cañizo, en una de las aventuras de la Escuela lo acompañamos al famoso Festival de la Tagarnia en Salento - Quindío donde fueron invitados, allí su música fue muy aplaudida y bailada, el Sumapaz quedó muy bien representado.

2. En el Erasmo Valencia
La Escuela continúa su itinerancia, colegio Erasmo Valencia, en homenaje a otro legendario luchador por la tierra y defensor de los campesinos del Sumapaz. Encontramos, siempre atento a la puntualidad de la Escuela al profesor Rafael Riveros, hombre serio y disciplinado, orgulloso de su docencia, cultiva la huerta escolar con su esposa y sus dos pequeños hijos. Y comenzaba el agite de flautas y clarinetes con Gustavo Escamilla en el ensayo de instrumentos de viento; de tambores y timbales de los percusionistas con el profe Jaime Lara; más allá los aprendices de ilusionistas con Alejandro Botero adentrándolos por el mundo del cine y los malabares que traía de sus correrías por otros continentes. Juan Carlos García se sintonizaba con los niños de preescolar en la gracia de las rondas infantiles. Ya en la noche, el turno era para la nocturna, comenzaba de nuevo el jolgorio y la alegría. Nubia Prieto, Néstor y los otros…Eran miércoles de Escuela.



BANDA MUSICAL COLEGIO ERASMO VALENCIA. FOTO IVÁN DARIO ALZATE

Pronto se veía la banda musical completa; las bastoneras en primera fila: Balbina Peñaloza marcaba la pauta para empezar el Himno a la Alegría. Manuela Delgado muy seria, daba la nota con su lira; Angélica Táutiva con la trompeta y Yeisson Castellanos con el tambor. Luego de la práctica a satisfacción de los instructores, el descanso en la tienda de Fidel escuchando los relatos sobre su padre; hasta que llegaba Alfredo Díaz el cuentero mayor y como decía él, “llegó el comandante y mandó a parar”. Siempre tiene un cuento para cada ocasión adornado con notas de humor. Y para terminar, canta su canción “Agua, Cañizo y Romero” seguido por los profes Lara, Escamilla y Rafael.

Había que continuar la correría y entonces subíamos camino a Tunal Alto, Pero una parada antes no sobraba, saludar en Lagunitas al músico Carlos en su “casa estudio”, sitio de encuentro del grupo de Moisés Delgado “Voces de Libertad”. El carro amarillo –así fue identificado el campero de Alvaro Moreno que transportó a la los docentes-, continúa su marcha, mientras lloran las notas de María Dolores Pradera con su “Veredita Alegre”.

El luminoso atardecer nos decía que ya habíamos llegado a la cima de Tunal Alto. En la cancha de la escuela los músicos espantan el frío primero jugando un partido de microfútbol. La clase comienza con las coplas y cuentos de Fernando Susa y su miedosa “Historia de la Candileja” que él dañó con todo y leyenda, porque es tan intrépido que –según él-, la enfrentó y la apagó. Luego el ritual de templar las guitarras, Roberto y Alonso Guzmán con su acento llanero dan un aire distinto a las canciones. Humberto Torres quien recién ha terminado de pegar ladrillos, hace susurrar la guitarra como cualquier Paco de Lucía. Ellos son “Renacer Sumapaceño”, hombres que cultivan la tierra, construyen caminos, levantan paredes, pero también están enterados de que en efecto, “otro mundo es posible”. Entonces, lideran la acción comunal, el sindicato, comités varios, etc. Se organizan y participan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario